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A lo largo del año los docentes planificamos diferentes salidas didácticas que claramente están relacionadas con las unidades programáticas que desarrollamos con nuestros alumnos. Las mismas incluyen museos, lugares históricos, bibliotecas, parques, fábricas u otros que se consideren pertinentes.

Cuando se acerca la finalización de los cursos, pensamos en una salida de “fin de año”, que contribuya a cerrar un proceso de grupo, con actividades recreativas e integradoras. Estas salidas, de ser factible, se desarrollan en una jornada completa, lo que permite un mejor aprovechamiento del tiempo y de los recursos.Estas salidas de fin de año tienen como propósito fundamental el recreativo y social, pero además mantiene objetivos de aprendizaje o de aplicación y apropiación de contenidos o conceptos programáticos, ambos se  integran sin ninguna dificultad.

 

La salida didáctica es una experiencia educativa, que conecta el aula con el medio, expande el contexto de aprendizaje, convirtiendo la realidad en un salón o laboratorio donde se trabaja, se juega y se comprenden las relaciones entre todos los elementos que la conforman. Es una actividad generadora, que motiva y potencia una serie de actividades antes y después de su ejecución. Requiere previsión, organización, secuenciación y aprovechamiento de los recursos materiales y humanos disponibles, para ajustarse a los fines que se persiguen. En suma, como toda práctica educativa no puede ser aleatoria, sino que debe estar cuidadosamente planificada.

El juego será importante en el desarrollo de la salida, ya que además de ser una herramienta socializadora, es un proceso de manipulación e interacción con el entorno, que le permita al niño transformar los objetos, simbolizar y construir su propio conocimiento.

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